¿Acaso se recogen uvas de los espinos?
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?”
S. Mateo 7:16 RVR1960
Las vides y los espinos así como los higos y los abrojos, se parecen a lo lejos, más sólo en unos hallarás fruto, en lo demás dolor y desperdició, este versículo de nuestro devocional para hoy, nos habla sobre aquello en que ponemos nuestra esperanza, aquellas cosas que al parecer serán de gran beneficio, más al final todo era apariencias.
La Biblia nos advierte una y otra vez sobre confiar en Dios y ser prosperados, como está escrito en el libro de proverbios capítulo 3:
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.
Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.”
Proverbios 3:5-10 RVR1960
Desde el principio de los tiempos, Dios ha sabido que el ser humano, es vulnerable a dejarse engañar por aquello que perciben sus sentidos y generan deseos internos, tan fuertes que nublan su razón y termina siendo presa del engaño, como en el jardín del Edén con la serpiente, en Génesis 3.
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”
Génesis 3:4-6 RVR1960
Por ello, como dice comenzando el versículo de hoy, «por sus frutos los conoceréis». Fíjemonos pues, cual ha sido el resultado del accionar de este, el otro o de aquello, que se nos ofrece y pareciera ser tan bueno.
Pidamos a Dios, que abra nuestro entendimiento y nos de mayor discernimiento para ver, más allá del deseo e inclinación personal, lo que en realidad nos conviene o no, en el Nombre de Jesús, amén.
Un millón de bendiciones.
Pastor Diego Ospina.