¿Qué tan poderoso, es el poderoso?

“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.”
‭‭Hechos‬ ‭9:1-9‬ ‭RVR1960‬.

Me causa gran impresión leer, este pasaje y ver al superpoderoso Saulo, lleno de odio, con cartas de autorización para encontrar y arrestar, a los creyentes que encontrará en Damasco, es decir a cientos de kilómetros de Jerusalén, podríamos decir que su objetivo, era exterminar de la faz de la tierra a los de «este Camino», pero de repente, un poder mayor, se le atravesó en el camino, cambiándole la vida para siempre…

Ahora bien, hay una realidad evidente que salta de este pasaje, y genera una pregunta clave que es: ¿Qué nos hace poderosos? A cada uno, sería muy bueno que con sinceridad de corazón, pues la respuesta, todos la sabemos y al unísono, podríamos decir «en Jesús», y así debe ser, más es esto lo real?, es decir, no hay alguna otra cosa que nos haga sentir «poderosos», títulos, conocimiento, experiencia, posición? Por decir algo.

Este es un análisis personal, pero sin duda definitivo en nuestra conversión, pues sin lugar a dudas, aquello en lo que depositemos nuestra confianza, terminará por determinarnos y evidenciar, cual es nuestro mayor tesoro, pues de dientes hacia afuera, como creyentes todos somos cristianos, pero hacia adentro, hay quienes se consideran como más especiales y esto, en definitiva no está bien.

Leamos lo que el Apóstol Pablo, concluyó del poder que llegó a sustentar.

“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.”
‭‭Filipenses‬ ‭3:7-11‬ ‭RVR1960‬‬

Oremos pues, que nuestro poder solo provenga de ser hijos de Dios y cuanta cosa, Él en su infinita gracia, nos ha confiado, sean rendidas a su servicio, en el nombre de Jesús, amén.

Un muy bendecido jueves.

Pastor Diego Ospina.

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