Temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad
“Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.”
Josué 24:14-15 RVR1960
Cuando estaban entrando a tomar procesión de la tierra que Dios les dio, Josue, reunió a todas las tribus de Israel, sus ancianos y sus príncipes, y les hizo un resumen de las proezas que Dios había hecho delante de ellos, entregándoles, la tierra prometida, la cual ahora pisaban sus pies, como con mano poderosa, los saco de Egipto, abrió el mar rojo, los sostuvo en el desierto por cuatro décadas y los introdujo en la tierra de la promesa, con prodigios y maravillas, derrumbando los muros de Jericó y venciendo a los moradores de todas las regiones hasta que toda fue conquistada para ellos, su pueblo escogido.
Ahora bien, me parece increíble que después de todas estas proezas y demostración de poder por parte del Señor, ahora Josue tenga que decirles, lo que está escrito al final del pasaje inicial de nuestro devocional para hoy:
«Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.”
La verdad es inaudito, ¿Quien dudaría de todo este pueblo que fue testigo de primera mano, de servir a Dios?
Pero la triste realidad es otra, aún en el tiempo presente, hay quienes han sido testigos de la mano poderosa de Dios, sobre sus vidas y después de un tiempo, terminan por apartarse y servir a quienes no son Dios.
Entonces es necesario que comprendamos que servir a Dios es una decisión permanente, la cual es necesaria renovar cada día, a través de pasar tiempo en su presencia, orando y escudriñando las escrituras, pues es necesario, aprender a escuchar la voz de Dios, no basta solo con hablar a Dios, más al escuchar su voz, es en donde verdaderamente entendemos que es real, nos ama y somos sus hijos.
Por ello cuando estés orando hoy, tomate un tiempo para escuchar.
Padre habla a tus hijos en esta mañana, revélateles a su corazón en el nombre de Jesús amén.
Un muy bendecido miércoles
Pastor Diego Ospina