Cierto día…

“Entre los profetas y maestros de la iglesia de Antioquía de Siria se encontraban Bernabé, Simeón (llamado «el Negro» ), Lucio (de Cirene), Manaén (compañero de infancia del rey Herodes Antipas ) y Saulo. Cierto día, mientras estos hombres adoraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: «Designen a Bernabé y a Saulo para el trabajo especial al cual los he llamado». Así que, después de pasar más tiempo en ayuno y oración, les impusieron las manos y los enviaron.”
‭‭Hechos‬ ‭13:1-3‬ ‭NTV‬‬

En este relato podemos entender y resaltar varias cosas interesantes, las cuales estaremos analizando en los próximos días, hoy empezaremos por:

En la iglesia de Antioquía habían Profetas y Maestros.

Si hay algo que es necesario volver en la iglesia de este tiempo es a ejercitar los diferentes dones de servicio, que el Señor nos ha dado, como está escrito en la carta a los Efesios:

“Ahora bien, Cristo dio los siguientes dones a la iglesia: los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros. Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el cuerpo de Cristo.”
‭‭Efesios‬ ‭4:11-12‬ ‭NTV‬‬.

Y aun podemos leer en la segunda carta a Timoteo, cómo el Apóstol Pablo, le impulsa a avivar el fuego del don que Dios le ha dado. Leamos:

“Me acuerdo de tu fe sincera, pues tú tienes la misma fe de la que primero estuvieron llenas tu abuela Loida y tu madre, Eunice, y sé que esa fe sigue firme en ti. Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.”
‭‭2 Timoteo‬ ‭1:5-7‬ ‭NTV‬‬

De lo anterior podemos concluir que como creyentes cada uno recibió al menos un don espiritual, con el objetivo de servir a los demás, de ser ayuda a los otros y nuestro deber por lo tanto, es avivar este fuego Santo que nos ha sido entregado, es decir metidos en oración, el Espíritu Santo, vaya desarrollando en cada uno su llamado, conforme el quiere, sin temor, sin afán, pero expectantes a lo que Dios quiere hacer a través de cada uno para servir, ser extensión del amor de Dios y ayudarnos los unos a los otros. Por lo tanto la pregunta clave sería: «Señor ¿cómo puedo ser ayuda para quienes me rodean?» Y dejar que Él te use, amando, sanando, restaurando.

Alguien me podría decir, «pero si el que necesita ayuda soy yo», claro que sí, pero si algo he descubierto es que cuando disponemos nuestro corazón para servir, amar y ayudar a los demás, en ese dar, recibimos, casi siempre más de lo que esperamos, otro podría decir, pero no sé como, o no tengo fuerzas ni ánimo, por ello es fundamental la oración, antes de dar un paso hacia otros, hay que dar mil hacia la oración, en leer la Biblia y meditar en lo leído.

Cosas sorprendentes y maravillosas brotaran de esos encuentros con el Espíritu Santo, que nos harán crecer espiritual y emocionalmente como nunca y nos capacitarán para servir, en el nombre de Jesús, amén.

Un muy bendecido martes.

Pastor Diego Ospina.

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