Cierto día, segundo punto.
“Entre los profetas y maestros de la iglesia de Antioquía de Siria se encontraban Bernabé, Simeón (llamado «el Negro» ), Lucio (de Cirene), Manaén (compañero de infancia del rey Herodes Antipas ) y Saulo. Cierto día, mientras estos hombres adoraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: «Designen a Bernabé y a Saulo para el trabajo especial al cual los he llamado». Así que, después de pasar más tiempo en ayuno y oración, les impusieron las manos y los enviaron.”
Hechos 13:1-3 NTV
Bernabé, Simeón (llamado «el Negro»), Lucio (de Cirene), Manaén (compañero de infancia del rey Herodes Antipas) y Saulo.
El único lugar en la tierra en donde por principio central, los seres humanos podemos ser amados y aceptados de verdad, sin importar, origen, raza, clase social etc, es la iglesia, quien ha sido alcanzado por Jesucristo y ha nacido de nuevo por el Espíritu Santo, quien su corazón de piedra le ha sido mudado por uno de carne, sensible a la voz del Señor y que ama lo que Dios ama, no puede tener acepción de personas, ni diferencias alguna, muy por el contrario ama a todos con el poderoso amor del Señor, está dispuesto a dar su vida por ellos y reconoce lo que el Espíritu Santo está haciendo en cada uno, dispuesto a someterse en amor a los demás creyentes, tal como está escrito en la carta a los Efesios:
“Es más, sométanse unos a otros por reverencia a Cristo.”
Efesios 5:21 NTV.
También El Señor nos dice por medio del Apóstol Pablo en la carta a los Romanos lo siguiente al respecto y leemos:
“Pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Y todos los que fueron unidos a Cristo en el bautismo se han puesto a Cristo como si se pusieran ropa nueva. Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.”
Gálatas 3:26-28 NTV.
Por lo tanto, si existe en el corazón, algo distinto a esto, es necesario arrepentirse e ir delante del Señor. Yo no quiero mencionar alguna experiencia negativa al respecto que tristemente las hay, más prefiero que seamos confrontados con la palabra y podamos vivir en la libertad con que Cristo nos ha hecho libres y disfrutando de ella, crezcamos como un solo cuerpo que somos, en el amor incondicional, inagotable y no negociable con que Dios nuestro Padre nos ama.
Alentándonos, inspirándonos, exhortándonos, ayudándonos los unos a los otros en el nombre de Jesús, amén.
Un muy bendecido miércoles,
Pastor Diego Ospina.