Como barro en manos del alfarero.
“El SEÑOR le dio otro mensaje a Jeremías: «Baja al taller del alfarero y allí te hablaré». Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno; pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo. Después el SEÑOR me dio este mensaje: «¡Oh, Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? De la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estás en mis manos.”
Jeremías 18:1-6 NTV
Continuando con la reflexión de la intimidad que hemos tenido en los últimos devocionales, vino a mi corazón, el pasaje, del libro de Jeremías que acabamos de leer y es que precisamente de eso se trata el pasar tiempo en la presencia del Espíritu Santo, bajo la sombra del omnipotente, es ir espiritualmente hablando, a casa del alfarero, al taller del Maestro, aquel lugar donde el experto de expertos puede tratar conmigo, en donde, habrá de lidiar con cada área de mi corazón, hasta transformarlas y hacerlas de nuevo, desde lo emocional, lo mental y lo físico, hasta mis finanzas y en general todo, pues sólo Él tiene la capacidad para hacerlo nuevo y bien hecho, tal como esta escrito en la segunda carta a los Corintios capítulo 5.
“Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!”
2 Corintios 5:17 NTV.
Por lo tanto, ¿porque vivir una vida a medias, enredada en situaciones mentales y emocionales? Si hay un lugar, la presencia de aquel que todo lo puede, abierto para quien lo busca, dispuesta esta la mesa de la bendición.
Pues como también dice en el evangelio de Juan:
“El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante. »Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida en sacrificio por las ovejas.”
Juan 10:10-11 NTV.
Por lo tanto, a través de su muerte en la Cruz, hemos sido rescatados de la cultura tóxica del mundo que nos rodea, para poder vivir plenamente, sin temor, dolor o dudas, en profunda y total plenitud, en el nombre de Jesús amén.
Un muy bendecido jueves.
Pastor Diego Ospina.