Enseñando, Predicando y Sanando.

“Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.”
‭‭S. Mateo‬ ‭4:23‬ ‭RVR1960‬‬.

Al leer el versículo de nuestro devocional para hoy y el pasaje completo, no puedo evitar, imaginar como sucedieron las cosas, pues los versículos anteriores, nos narran, el llamamiento de Pedro, Andrés su hermano como también el de Juan y Jacobo, los hijos de Zebedeo.

“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.”
‭‭S. Mateo‬ ‭4:18-22‬ ‭RVR1960‬‬

Para ellos, sería una mañana como cualquier otra, llena de mucho trabajo, lavando las redes, incluso remendando las que lo necesitarán, la noche había sido larga, la pesca muy escasa, se preguntaban, más en secreto que en voz alta, si valdría la pena tanto esfuerzo y ni hablar de la rutina, un día con su noche, era exactamente igual al anterior, pero esto era lo único que sabían hacer, es más por generaciones de padres a hijos, su oficio estaba determinado, hasta que algo diferente ocurrió aquella mañana, este joven predicador, cuya fama iba en ascenso, se había subido a la barca de Pedro y desde allí, hablaba palabras tan maravillosas que era casi imposible evitar que las lágrimas surcaran las mejillas, incluso de aquellos hombres rudos y curtidos por el mar, quienes con disimulo, las recogían con el dorso de su mano.

Más como si el tiempo se hubiera detenido y el mismo viento se prestará para hacer eco de esta voz, pues la nitidez conque llegaba a cada oído de los presentes era impresionante, su mensaje estaba cargado de esperanza, pero no de la pasajera que, precisamente se lleva el viento, esta se quedaba impregnada en el corazón, con tal efecto que aún el brillo de los ojos de quienes escuchaban había vuelto a aparecer, cuando de repente se voltea hacia Simón, hijo de Jonás y le dice, boga mar adentro y echa las redes, (Lucas 5:5), los presentes se voltearon a ver entré sí, como preguntándose, acaso quiere salir a pescar con el sol, casi en su cenit?, entonces escucharon a Pedro responder que la noche entera habían pasado sin descanso y nada pescaron, más como si levantará la voz para que todos lo pudieran escuchar, agregó, «más porque tú lo pides, haré lo que me dices, echaré la red, mientras bogaban mar adentro, los pescadores que habían quedado en la playa retornaron a sus labores, con una pequeña sonrisa de burla en el borde de sus labios, pobre Pedro, siempre tan impulsivo y terco, ahora le tocará, empezar de nuevo, toda la labor con las redes vacías, estaban ensimismados en estos pensamientos, cuando escucharon un grito, y vieron unas señas, era Pedro que pedía ayuda, las redes habían regresado al bote llenas y aun estaban a reventar, sin pensarlo dos veces, subieron a sus barcas y regresaron todos con provisión sobre abundante, de ahí que cuando siguió Jesús su camino y al pasar al lado de ellos les llamó, sin dudarlo se fueron con Él.

Ahora habrían de pescar en otras aguas, las del corazón humano, rescatar vidas y sanar corazones.

Nuestro llamado no es muy diferente, nosotros quienes fuimos alcanzados por Jesús, podemos dar testimonio de una barca y una vida vacías, siendo transformadas por su palabra y su presencia en vidas abundantes, hoy pues como discípulos de Jesús, debemos hacer como el, enseñar, predicar y en su nombre sanar a los enfermos, hagamos uso de los dones avivemoslos por medio de la fe, en el nombre de Jesús amén.

Un muy bendecido jueves

Pastor Diego Ospina

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