Mi Dios, pues, suplirá…
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Filipenses 4:19 RVR1960.
El apóstol Pablo escribe a los filipenses, acerca de la ofrenda, que ha recibido de ellos, pues en su labor misionera, ellos han sido su soporte principal, quienes han impulsado al Apóstol, para que pueda extender el Reino de Dios, hasta lo último de la tierra, de tal manera que más seres humanos puedan escuchar la Palabra de Dios y se conviertan de sus malos caminos al camino de Dios, por la acción del Espíritu Santo, quien nos convence de arrepentimiento, justicia y juicio.
En la carta a los Romanos se puede entender con claridad la urgencia de la predicación y las misiones:
“porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”
Romanos 10:13-15 RVR1960
Por lo tanto podemos entender que la ayuda enviada al Apóstol le era dada con un propósito específico, poder suplir sus necesidades básicas, para que el pudiera usar su tiempo y esfuerzo en predicar el Evangelio, esto se conoce como constructivismo, lo cual es opuesto al asistencilaismo, pues el primero da impulso, con el objetivo de alcanzar un fin, el segundo que es también la ayuda para cubrir las necesidades básicas, pero sin un objetivo mayor, esto lamentablemente genera mayor pobreza, pues le roba la capacidad de inventiva que tenemos los seres humanos dada por Dios.
Cuando vemos la historia de la humanidad y los avances de todo tipo, desde la arquitectura, hasta la ingeniería, la ciencia y las Artes, la medicina, la educación por mencionar algunas, comprendemos que el gran motor fue la necesidad desde el principio y su búsqueda incesante por suplirla, lo que generó el desarrollo, pero cuando los ciudadanos de cualquier lugar del mundo, se les acostumbra a recibir lo básico sin impulsarlos a alcanzar un bien mayor, se les ata un ancla al cuello y se les roba la posibilidad de ser imagen de Dios, con la posibilidad de transformar su entorno para bien, lo aterrador es entender que la pobreza de muchos es negocio para otros, grandes organizaciones sociales, que viven de recaudar fondos para los más pobres, dejarían de funcionar en muchos lugares, si estos dejaran de serlo.
Por lo tanto es nuestra responsabilidad ayudar para avanzar o si necesitamos de alguna ayuda, no nos acostumbremos a mendigar, para mayores cosas nos ha creado el Señor, con dones y talentos, contamos con el poder del Espíritu Santo, su gracia y favor, para despegar como las águilas y remontar las alturas, en el Nombre de Jesús, amén.
Un muy bendecido día.
Pastor Diego Ospina.