Ni deis lugar al diablo
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.”
Efesios 4:26-27 RVR1960
El enemigo, diablo, serpiente antigua, no puede ir más allá del lugar que le damos. El problema es que siendo presas de las emociones, decidimos hacerlo, darle un lugar, a quien no busca nada distinto que destruir nuestras vidas. Ahora bien cuando leemos el pasaje completo, vemos como el Apóstol Pablo esta exhortando a los gentiles que han creído a no andar en la vanidad de su mente como aquellos que no son creyentes.
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;”
Efesios 4:17-18 RVR1960
Entendemos pues que la ignorancia del incrédulo es a causa de la dureza de su corazón es increíble ver como se genera todo un círculo vicioso entre el pecado que genera dureza de corazón, y hace al ser humano insensible, arrogante egocéntrico y esta misma dureza de corazón lo hace a su vez incapaz de recibir de la vida de Dios, en otras palabras esta preso con la conciencia cauterizada y el corazón de piedra.
Jesús mismo expresó a sus discípulos lo siguiente :
“Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.”
S. Mateo 15:19 RVR1960
Con lo cual podemos concluir que la ira, el rencor y la ofensa, enceguecen al ser humano aún siendo creyente a tal punto que termina invitando o dando lugar para actuar contra si mismo al peor de nuestros enemigos, satanás, por tanto debemos entender que el versículo del inicio, no es una sugerencia, es un mandato, sabe Dios que la astucia de la serpiente desde el jardín del edén, sigue sacando del propósito de Dios a quienes se lo permiten, guardando rencor en sus corazones.
Clamemos al Señor, para que abra nuestros ojos espirituales y nos haga conscientes de nuestra realidad, arrepintamonos de abrazar la ofensa y despojemonos del pecado y no permitamos que el sol descienda sobre el enojo, ni demos lugar al diablo, en el nombre de Jesús amén.
Un muy bendecido jueves
Pastor Diego Ospina