Pero el mundo no le conoció

“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”
“En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”
‭‭S.Juan‬ ‭1:9,10‬ ‭RVR1960‬‬

Es bien sabido que quienes buscan conocimiento buscan la luz; ser iluminados en su interior de tal manera que puedan comprender, los misterios que encierra este mundo. Por ello desde filósofos, religiosos, hasta científicos, buscan la luz. El problema es que buscan en el lugar equivocado, bajo premisas erróneas o con la intención incorrecta; pues el ser humano, es presa de su ego, de su vanidad; por lo cual, en lugar de acercarse, se aleja de la luz y termina contentandose con una imitación de donde viene la limitación y de ahí, la ceguera. Y la peor de todas, creer que se ve, cuando no es así.

La vanidad puede llevar a extremos al ser humano, que buscando protegerlo, termina destruyéndolo. Los planteamientos contemporáneos de reducción de población a través de incitar y promover el asesinato de bebés en el vientre, como la salvación y reivindicación de los derechos de la mujer, por citar sólo uno de los grandes errores de creerse poseedores de la luz, toda la enseñanza de ideología de género, disfrazado de derechos sexuales y reproductivos es otro.

Ciertamente caminamos como humanidad en las más densas tinieblas, convencidos que vemos la luz y tenemos la luz.

Pero bien lo dice el versículo de nuestro devocional para hoy; «La luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo… Pero el mundo no le conoció».

Ahora bien, los versículo siguientes dicen:

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
‭‭S.Juan‬ ‭1:12-13 RVR1960.

Quisiera resaltar esta última parte. «los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios».

Mi oración, es que sean abiertos nuestros ojos y oídos espirituales y podamos entender la realidad sobrenatural, que nos rodea, la cual es mayor y aún determina lo natural, que percibimos con nuestros sentidos. Como hijos de Dios, podamos caminar en Jesús siendo uno sólo con Él, quien es la luz. En el Nombre de Jesús, amén.

Bendiciones.

Pastor Diego Ospina.

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