Y algunas mujeres.
“y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.”
S. Lucas 8:2-3 RVR1960
Una de las cosas que más, me impresiona de Jesús, es su trato con las mujeres, en medio de una sociedad tan profundamente machista como en la que vivió. Él se encargó de encargo de romper los paradigmas y lo hizo en todos los sentidos posibles, pues ese es el elemento primordial de la gracia, precisamente, el de dar, honor y honra a quien, aparentemente a los ojos de los demás, menos se lo merecen.
Es así como vemos llamando a sus discípulos aquellos seres humanos que bien describiría el apóstol Pablo como « lo vil y lo menospreciado» (1Co 1:27-29); aquellos que por condición social, educación, etc., habrían sido despreciados por «maestros» de renombre como en quienes vertir su conocimiento; pero el hijo de Dios Jesús, Señor nuestro, los llamó y nos llama para que le sigamos y darnos su Espíritu Santo por gracia.
Ahora bien me impresiona tremendamente lo que leemos en el versículo de hoy, aquellas mujeres que habían recibido, ahora, le amaban, le seguían y le servían, con todo lo que tenían aún, «de sus bienes». Quiero resaltar esto, le servían. Cuan común es quedarnos en recibir del Señor, pero ¿estar dispuesto a dar al Señor, servirle? Muchos son los que recibieron en aquellos tiempos bíblicos y aún hoy, pero la Biblia nos cuenta de ellas y aún de aquella María, la hermana de Lázaro que vertió aquel perfume de mucho precio en el maestro, quien habría también de vertir por nosotros hasta la última gota de su sangre.
Medita en esto, conmigo, en lo profundo de tu ser: ¿Cuán agradecido vivo con Él y cuánto lo demuestro, con mi servicio y entrega a Él?
Tomemos hoy, ejemplo de estas preciosas mujeres.
Oremos: Padre disponemos hoy nuestro corazón, para ser agradecidos. Que tu gracia y favor, que llenan nuestras vidas, redunden en acción de gracias de parte nuestra, en todo tiempo y con todo lo que tenemos y somos, en el Nombre de Jesús, amén.
Los amo y bendigo.
Pastor Diego Ospina.
Mar del Norte